Lectura del santo Evangelio según san Lucas (16,9-15):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.»
Un anciano con tres hijos le preguntó al primero de ellos si se consideraba adecuado para administrar, tras su muerte, el patrimonio familiar. El joven respondió que sí y que sus estudios numéricos eran los idóneos para controlarlo bien sin que se dilapidaran recursos.
En otra ocasión, hizo al segundo la misma pregunta, a lo que éste asintió apoyando su candidatura en su amplia experiencia tratando con jornaleros... algo fundamental para que nadie se aprovechara de la empresa y poder -en cambio- organizarles bien para optimizar su rendimiento.
Por último, planteó la pregunta al tercero. Pero el chico respondió que no lo sabía y que cualquiera de sus hermanos mayores tenían más formación y experiencia. Además, a él no le atraía tal labor... tras lo que le pidió al padre que adelantara esa semana el pago del jornal, dado que el mayor de los hermanos había tenido algún gasto imprevisto y seguro que iba a agradecer cobrar ya.
El padre redactó su testamento y pudo dormir en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario