sábado, 18 de abril de 2015

Juan 6, 16-21

Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar 
y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. 
El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. 
Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. 
El les dijo: "Soy yo, no teman". 
Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban. 


Seguimos juntos.
El grupo sigue unido y su centro, vacío, es Él.
Si así no fuera, las olas ya nos habrían dispersado.
Arrecia la tormenta... y en todos calan el miedo y la duda.
Pero no les dejaré solos.
No soy fuerte, pero junto a mis compañeros me crezco.
No soy valiente, pero no quiero ser un traidor.
Por eso, verle acercarse me reconforta...
y yo, que he estado diez veces a punto de abandonarle, exclamo de nuevo
¿Hacia dónde navegamos Señor?

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