Jesús dijo a sus discípulos:
«El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".
Judas -no el Iscariote- le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?".
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»
Menor daño que el odio hace la indiferencia. Pero ésta no construye, sino que deja que la erosión del tiempo y el egoísmo de los hombres se coman silenciosos la esperanza.
Mejor que ignorar un problema es la adhesión de pensamiento a la solución... mas lo que permanece en nuestro interior no requiere de la valentía de caminar contra corriente ni la generosidad de quien comparte una idea valiosa.
Tenemos entonces la palabra, llave de mil puertas y altavoz de nuestra intención. Pero tampoco con ella basta, pues la palabra no tiene manos con las que transformar el mundo. La tierra se moldea, sin embargo, bajo el poder de la acción...
...
Ámame, no digas sólo que me amas. Repite mi ejemplo, cuando yo ya no esté, pero ¡cuidado! también hay acciones de cartón piedra que no están asentadas sobre el cimiento de un corazón sincero.
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