Jesús dijo a sus discípulos:
«Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman !
Me
han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande
que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí,
pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»
"¿Qué haremos cuando venga ese Príncipe? ¿Quién es?"
Nada. Ya todo estará hecho. No cabrá improvisar ni habrá nada que decidir. Él tomará de ti todo lo que encuentre cerca... todo lo que de tu cuerpo y de tu alma esté apegado al suelo. Y lo hundirá en la tierra.
Él, simplemente, recogerá lo que tú ya le hayas dado.
Mas, si en vida algo de tu ser preservaste de la sumisión al mundo, esa parte escapará de su aliento y emprenderá el camino hacia mí.
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