viernes, 1 de mayo de 2015

Juan 14, 1-6

Jesús dijo a sus discípulos:
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."


"Pero adónde nos lleva todo esto? Le seguimos, pero... empezamos a tener enemigos. ¿Cómo saber si merece la pena?"
No lo sabemos. Y no sé si llegaremos a saberlo...
"No nos lo explica. Nos habla como a niños y nos pide una fe ciega. Somos adultos... Nos jugamos mucho. ¿Hacia dónde vamos? Nos lo debería explicar."
Supongo que no quiere...
"¿Por qué? ¡No lo entiendo!"
...
... Dice que quiere guiarnos hasta la aurora, más allá de la noche... tal vez no nos enseña cómo es el camino porque para atravesar la oscuridad de nada sirven los ojos...
Nos pide que caminemos a ciegas... ¡Eso es! No importa conocer el trayecto, pues para llegar allí no se pisa el suelo. Caminaremos hacia un lugar sin sitio... con los ojos de la razón cerrados. No nos sirven, ni nos sirven estos sentidos...
"Entonces... ¿Cómo evitaremos perdernos? ¿Qué nos orientará hasta su puerta?"
No importa hacia dónde camines... la puerta se abrirá ante ti.
No hay mapa Tomás... el camino es la forma de andarlo... y se llama confianza.

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