En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
Por favor, acércame la túnica.
"Toma. ¿En qué piensas?"
En los días que llevamos de camino.
También en Él.
"Es curioso no seguir un programa, una ruta..."
Sí...
No tenemos ruta... pues nuestro objetivo es infinito, como los granos de arena... como las estrellas. En todo rincón hay hombres y mujeres que nos esperan sin saberlo. Que esperan su palabra aunque crean no esperar. Es infinita nuestra labor, no importa adonde vayamos.
"No podremos solos."
Desde luego.
Bautizamos, limpiamos sus rostros, sus manos... les ayudamos a despertar...
a caminar hacia la Vida por el sendero del amor y de la esperanza, del anhelo...
...
Cada día es una vida, en pequeño.
Descansa. Mañana naceremos.
... alguien nos seguirá.
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