En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Madre, he de ir en su busca.
Me han contado cómo es. Y qué dice.
"¿Para qué? Nada va a cambiar en el pueblo. Ya sabes lo que opinan de ti..."
¡Qué me importa la condena de éstos!... si ya me condeno yo cada día...
... Necesito que alguien me escuche sin una condena previa.
Necesito que, tras hacerlo, sólo coja mi mano...
¿Tanto pido?
Necesito decirle en voz baja...
... que quiero una vida distinta
... que quiero una vida.
Y dicen que él habla de resurrección.
...
Necesito volver a sentirme alegre con el nuevo día.
Necesito escuchar que vuelve a amanecer...
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