sábado, 14 de marzo de 2015

Lucas 18, 9-14

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. 
El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. 
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'. 
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'. 
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado". 


Cien caballeros partieron a la batalla. Frente a ellos, un campo yermo y una muralla.
Cien caballeros partieron al despuntar la mañana.
Con las primeras cuestas quedaron atrás los de pesada armadura. Corazas pulidas, escudos gallardos y pañuelos de damas en las lanzas. Volvieron sus monturas, pues el terreno no era adecuado para su pesada apostura.
Espigados y veloces, los jinetes más jóvenes cargaron con valor... mas de forma prematura. No pudiendo mantenerse al galope y aún estando lejos de la primera empalizada, su furia se tornó en brío y éste en trote cansado. Con los primeros dardos sobre ellos, la línea se dispersó, perdiendo furia, brío, armas y juventud.
El resto, al ver mermado su respaldo y la altura del muro que sortear, prefirió aplazar el ataque para una más conveniente ocasión.
Mas quedó en el campo un caballero ciego que no podía guiarse por las formas de la realidad. No portaba armadura. Tampoco escudo. Había llegado hasta este día con la esperanza de encontrar tras los muros a una persona querida. Ni gloria, ni ambición, ni botín guiaron su paso. Él, desde la oscuridad, sólo anhelaba la luz...
No vio la muralla. No vio las flechas. Simplemente, avanzó.
De repente los silbidos cesaron. También el calor del sol. Y el caballero cruzó el muro de piedra para encontrar a su amor.
https://youtu.be/X3nad0Miff0

No hay comentarios:

Publicar un comentario