Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
¿Qué rito sería el idóneo para poder sacarte de un pozo? ¿Cuántos sacrificios desearías que hiciéramos a fin de que salieses de allí? ¿Bastaría con ir cada día a realizar una plegaria? Y ¿qué sentirías cuando, al acabar, nos alejáramos de ti?
De ser yo quien estuviera atrapado, preferiría que -agradeciendo a Dios haberme hallado con vida- descendierais en mi busca... y no os rindierais hasta izarme de nuevo a la vida...
¿Por qué habré de hacer otra cosa cuando se trate de sacarte a ti?
Querido Luis:¡Qué suerte haber podido quedar contigo y conocer tu blog!!.
ResponderEliminarENHORABUENA y mucha fuerza, rezaré al Dios en el que ambos creemos y nos quiere que te ayude mucho. Un fuerte abrazo