Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes".
Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida.
Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan
cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce".
"Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete".
Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?".
¿No tienes pan? ¿Ya lo comiste... o, tal vez, lo entregaste al necesitado?
¿No tienes respuestas? Recuerda las veces en que consolaste a quien lloraba a tu lado.
¿Estás cansado? ¿Puede ser de tanto caminar una ruta sin destino, de un hermano a otro hermano?
¿Acaso dudas de que si alguno de los que recibieron de ti alimento, una palabra o compañía lo supiera, se levantaría de inmediato y emprendería el viaje hacia ti?
¿Sientes la noche?
Espera... si sembraste de luces tu paso, te aguarda el más bello amanecer.
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