viernes, 20 de febrero de 2015

Mateo 9, 14-15

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?". 
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 


¿Para qué ese ayuno? ¿No veis la diferencia entre el frasco y el perfume?
Vosotros aún deambuláis por el laberinto, aunque, gracias a Juan, ya miráis hacia el cielo.
Mis amigos, sin embargo, ya saben que ese laberinto fue hecho por el hombre con argamasa y con piedra, y saben que a nada conduce seguir caminando entre restos de tierra.
Ellos saben que pueden volar si no se aferran a los muros... y sobrevuelan el laberinto diciendo a todo el que quiera escuchar que se suelten, que no teman ascender, que miren el paisaje entero, pues su destino no es el suelo.

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