En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»
Ayer era todavía niño. Porque no podía ver.
¿Y quién le pide respuesta a quien no puede darlas?
Ayer... vivía aún en la inocencia
de quien no elige cómo quiere ser.
¿Y quién le exige valor a quien no sabe de opciones?
Pero hoy, al abrir los ojos, supe que ya había despertado.
Pues, como en un sueño, Él vino a mí. Trazó una línea en el suelo
y me preguntó ¿quieres vivir?
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