En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista,
se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo
la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio
Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos.
Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en
despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las
aldeas y se compren de comer.»
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»
Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»
Les dijo: «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco
panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los
dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron
doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin
contar mujeres y niños.
"La gente está cansada... perdida. Saben que Juan ha muerto..."
...
Levantaos. Os necesito.
Es el momento de empezar.
A todos, ofrecedles el poco pan que tenéis. Escuchadles. Preguntadles de dónde salieron, por qué han llegado hasta aquí... Abrazadles con vuestra sonrisa.
No dejéis de hablar con ninguno. Pedid ayuda a otros si no llegáis.
Dividiéndoos os vais a multiplicar.
...
Hoy, Juan volverá convertido en fuego a tantos corazones como con agua él bautizó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario