En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá
el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y
salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran
sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en
cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El
esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se
oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se
despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus
lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de
vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas
contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras,
mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a
comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él
al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también
las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él
respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no
sabéis el día ni la hora.»
¿Qué te ocurre? Estás blanco... ¡Qué frío en la calle! ¿Verdad?
"Ya no está."
¿Quién?
"El hombre de la esquina."
... ¿Quién?
"El que pedía limosna.
El de siempre... El anciano."
No hay comentarios:
Publicar un comentario