miércoles, 18 de noviembre de 2015

Lucas 19, 11-28

En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo." Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco." A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades." El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras." Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez." Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas." "Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.' Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia."»
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.


Mira a tu lado. De día. De noche.
¿Al lado de quién estás?
¿Detrás de quién caminas?
Tal vez... ¿detrás de alguien que te quiere detrás?
Mírate.
¿Para quién respiras?
Tal vez... para quien te asfixia
entre algodón, perfume y dinero.
¿Para quién respiras?
¿Para quien absorbe tu aliento?
¿Y cuando ya dejes de respirar?
...
¿Recuerdas aún
a tu padre
que, de niño,
velaba tu sueño?

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martes, 17 de noviembre de 2015

Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»


Espera... ¿Cómo estás?
"Mis manos están llenas,
pero tiemblan.
Estoy solo...
Tengo cien platos pero tengo hambre...
y mil vinos pero tengo sed."
Sonríe...
Tu hambre te va a salvar.
Quita el cerrojo a tu bodega
y reparte tu pan
que sólo sacia el que se comparte.
"Siento..."
Se llama Libertad.

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lunes, 16 de noviembre de 2015

Lucas 18, 35-43

En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. 
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: «Pasa Jesús Nazareno.»
Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.


"Ahora cúrame a mí."
¿Tú sabes quién te necesita?
"Sí."
Y sabes que con tu aliento le puedes dar luz...
... "Sí."
¿Por qué no vas?
...
Regresa.
No me buscas a mí.
No estás ciego de verdad.

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domingo, 15 de noviembre de 2015

Marcos 13, 24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»

"¿Qué escuchas?"
Nada.
"¿Crees que esta noche nos encontrarán?"
No. No sé...
"¿Y cuando vengan?"
Tú coge mi mano.
"Pero..."
Coge mi mano.

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sábado, 14 de noviembre de 2015

Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»


"¿Qué nos espera?"
Cuando el agua sube, nada queda al Sol. Todo se sumerge, salvo lo que está elevado.
Procurad que vuestro tesoro se guarde en alto, despegado del suelo, y procurad que todos los hombres y mujeres que encontréis hallen a qué subir para escapar de las negras aguas.
"Pero... ¿a qué se podrán agarrar?"
A vosotros. Y a otros después.
Sois los troncos que sostienen las ramas. Ramas que aún no conocéis, pero que un día nacerán de vuestra savia.
Resistid.
Y sonreíd.
Sois la esperanza.

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viernes, 13 de noviembre de 2015

Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?»
Él contestó: «Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»


Esta mano con que escribo quedará quieta.
Estos ojos se secarán.
Este aire marchará a otras bocas.
Porque la tierra
la mía morderá.
Cuando comience a llover sobre mí
no sé si sabré
que es mi diluvio.
Cuando anochezca
no sé si sabré
que no veré amanecer.
Pero entonces quedará a la luz
si he caminado hacia la puerta
o si mi corazón
no la quiso buscar.

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jueves, 12 de noviembre de 2015

Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»


Un hombre se negaba a aceptar que un tesoro estuviera escondido en su corazón.
¿Por humildad?
¿Por modestia?
¿Por falta de conocimiento?
¿Por exceso de saber?
¿Por evitar el compromiso?
¿Por eludir la responsabilidad?
¿Por querer pasar desapercibido?
¿Por qué?
Porque ya no cabrían excusas.
Y cuando llegara el momento de atravesar las aguas
no habría barquero al que culpar.
Él sería su propio juez

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miércoles, 11 de noviembre de 2015

Lucas 17, 11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 
Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» 
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.» 
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» 
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»


Quedo limpio cada vez que ella me toca
como muchos fueron los lavados por Juan.
Pero las horas transcurren
y pasa esta vida
sin haber cerrado los ojos
para sentir en toda su hondura
la bendición que llega
por su manita.
Para todos anochece
sin que, algunos, hayamos agradecido la Luz.
Todos somos amados...
Mas no todos devolvemos crecido ese amor.

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martes, 10 de noviembre de 2015

Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor: «Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa" ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú" ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»

Cierra los ojos
acabado el día
y prepara
tu sueño
para contestar.
Abre tus manos
llegada la noche
para mostrarlas
vacías
en el umbral.
Que tras el sueño
te espera un beso,
y tras el frío
un baño de sol,
pues quien de día
anheló tu paz
será recibido
ante tu puerta
con el mismo abrazo
que dio.

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lunes, 9 de noviembre de 2015

Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.» 
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.


Venís al templo a vender. Sé que os tenéis que ganar la vida, mas... respetad este límite.
Venís al templo a encontraros unos y otros... pero respetad a quien, dentro, trata de encontrarse con Dios.
Venid, no dejéis de acercaros, pero haced de vuestro encuentro un momento gozoso en el que dar las gracias y renovar el voto de aceptación de todo cuanto venga.
No derribéis los muros que guardan vuestro reducto más íntimo pero abrid, eso sí, la puerta de par en par.
...
No os descuidéis. Os necesito limpios, os necesito sinceros. Sacad de vuestro atrio otros afanes y concentraros en llegar al final del camino.
Tened la mirada atenta. Porque yo volveré a caminar a vuestro lado.

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domingo, 8 de noviembre de 2015

Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. 
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»



Miradla. Imperfecta pero desprendida.
Frágil pero fuerte. Pobre pero valiente.
Estáis mirando a una heroína en cuyas manos podría dejar el mundo.
En cuyo bolsillo no cabe un denario y de cuyas manos brota el oro del sol.
Miradla. Recordarla.
Desde hoy es vuestra madre aunque no la conocéis.

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sábado, 7 de noviembre de 2015

Lucas 16, 9-15

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (16,9-15):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. 
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.»


Un anciano con tres hijos le preguntó al primero de ellos si se consideraba adecuado para administrar, tras su muerte, el patrimonio familiar. El joven respondió que sí y que sus estudios numéricos eran los idóneos para controlarlo bien sin que se dilapidaran recursos.
En otra ocasión, hizo al segundo la misma pregunta, a lo que éste asintió apoyando su candidatura en su amplia experiencia tratando con jornaleros... algo fundamental para que nadie se aprovechara de la empresa y poder -en cambio- organizarles bien para optimizar su rendimiento.
Por último, planteó la pregunta al tercero. Pero el chico respondió que no lo sabía y que cualquiera de sus hermanos mayores tenían más formación y experiencia. Además, a él no le atraía tal labor... tras lo que le pidió al padre que adelantara esa semana el pago del jornal, dado que el mayor de los hermanos había tenido algún gasto imprevisto y seguro que iba a agradecer cobrar ya.
El padre redactó su testamento y pudo dormir en paz.

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viernes, 6 de noviembre de 2015

Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador." Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan." Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: "¿Cuánto le debes a mi amo?" El hombre respondió: "Cien barriles de aceite." El administrador le dijo: "Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta." Luego preguntó al siguiente: "Y tú, ¿cuánto debes?" Éste respondió: "Cien sacos de trigo." El administrador le dijo: "Toma tu recibo y haz otro por ochenta." El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz».

"¿Qué fue del administrador?"
Fue expulsado de la casa y se fue.
"Pero actuó con astucia..."
Es innegable que, al menos, trató de buscar una salida para mantener su bienestar.
Es posible, incluso, que alguno de los deudores a quienes redujo la deuda que mantenían con su señor le abriera su puerta. Pero la puerta por la que se paga la recompensa a un delator... no la de la confianza y, menos, la del aprecio.
"Pero su señor podría haberle perdonado..."
Sí. Pero cada uno de nosotros elegimos a qué señor servir.
Y ten en cuenta que quien en vida elige pertenecer al mundo, lo hará para siempre.

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jueves, 5 de noviembre de 2015

Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»


Apoyada la espalda contra la pared, cerró los ojos, tomó aire y salió de nuevo corriendo.
Habían pasado dos horas desde el final del choque y el caballero se negaba a volver al campamento.
Entre los restos, ya había encontrado a varios hombres aún vivos, aunque la muerte ya estaba sentada junto a ellos... y estaba seguro de que aún aparecería alguno más.
Sus compañeros le llamaban. Ya nadie quedaba en pie en el campo, salvo él. ¿A qué esperaba? Era hora de volver...
Pero cómo explicarles que el enemigo que había causado las heridas no era el peor. Que el miedo era el agujero por el que penetraba la desesperación... Si, al menos, pudiera mantenerles en la esperanza... coger la mano de uno más de sus hombres antes de cerrar sus ojos con un "luego voy".

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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mio. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Un hombre entró en el mar. Era casi de noche.
Había perdido un tesoro,
pero su corazón le dijo que
en medio del mar
podría recuperarlo.
El hombre se detuvo.
Si nadaba mar adentro...
¿cómo podría sostenerse a flote
una vez le devolvieran su tesoro?
¿No volvería a perderlo
al no poder bracear
mientras lo sostenía en brazos?
Al no poder mantenerse a flote,
¿no perecerían
ahogados los dos?
...
Pero no había
otra forma de recuperarlo.
El hombre comenzó a nadar
hacia la oscuridad
y una vez ésta le rodeó por completo,
al alzar la vista vio su tesoro.
De nuevo, trató de pensar con rapidez
cómo podría hacer
para nadar a la vez que
lo mantenía en sus brazos...
Su mente y su corazón
flotaban jadeando en la noche
cuando, desde lo alto,
su tesoro le tendió la mano.
El hombre levantó la suya
y asió la del niño,
quien lo izó desde las negras aguas
devolviéndole al calor
y a la luz..

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martes, 3 de noviembre de 2015

Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!» 
Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.»


"¿Cuándo me invitaste a tu mesa? De haber sabido de tu invitación, no hubiera faltado..."
¿Le hace falta a un hijo que su madre le invite a sentarse a la mesa familiar?
"Pero ¿cómo iba a saber qué día acudir a tu puerta?"
Para ti no es necesaria una cita. A todas horas, todos los días, tienes la puerta abierta.
"Hubiera preferido quedar en un momento concreto para organizarme..."
...
Entiendo. Una nota en tu agenda. Una cita más. Un quehacer. Un... ¿compromiso?
"¡No! Pero sabes que todo el día corro de un lado a otro."
No te esfuerces. Tú no consideras mi casa tu hogar.
No finjas. Soy un contacto más. Una anotación. Algo pendiente... que en algún momento habrá que hacer.
Anda y ve a tachar cosas de tu lista interminable hasta que el que acabe seas tú.
Entonces buscarás mi dirección en tu bolsillo por no haberla guardado en el corazón.

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lunes, 2 de noviembre de 2015

Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» 
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»


Mirad a esa mujer. Mirad cómo espera al hijo y a los hijos de éste. En toda su vida no gozó de comodidades y ahora reparte con ellos lo poco que puede comprar. Seguidla. Ella es el camino.
Mirad a ese joven. Ved cómo se acerca hasta el hombre que vende libros viejos. "Me llevo éste, parece interesante." Seguidle. Él es el camino.
Mirad a ese niño que, en el patio, reparte su almuerzo con su amigo. También a él podremos seguirle. Porque él es el camino.
Cuando os sintáis perdidos, sólo mirad a vuestro alrededor. Por inhóspito que sea el sendero, encontraréis a quien seguir...
... Todos, aun si saberlo, caminan hacia mí.

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domingo, 1 de noviembre de 2015

Mateo 5, 1-12

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» 

Una vez se dispersó el gentío, casi terminado el día, vimos a una joven que permanecía sentada sobre una piedra.
¿No te retiras? le pregunté. ¿Podemos ayudarte en algo?
"No. Es sólo que me estoy acordando de mi padre...
Le hubiera gustado estar aquí."
...
¿Murió hace mucho?
"No ha muerto, pero permanece atrapado. Es el centurión."

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sábado, 31 de octubre de 2015

Lucas 14, 1.7-11

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Cuando el sacerdote dijo "Daros la paz" se produjo el habitual pequeño revuelo de cada domingo.
...
Había sido una mañana difícil. Como otras. Una más. Teléfono en vez de hacer los deberes... y no sé qué tontería a la hora de elegir la ropa... Bronca con la mayor, lloros de la pequeña. Si pudieran ser las cosas un poco más fáciles... Si pudiéramos tener una mañana tranquila, cumpliendo cada uno con su obligación... sin más, pensaba...
A diestra y siniestra se ofrecía la mano, se ofrecía una mejilla... pero ella sólo pudo ver, ensordeciendo sus pensamientos, cómo sus dos hijas giraron de inmediato la vista hacia ella, buscándola con los ojos, y se acercaron corriendo para darle a ella -sólo a ella- un beso que, silencioso, hizo que el cielo inmenso cupiera en aquella mañana en aquel lugar.

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viernes, 30 de octubre de 2015

Lucas 14, 1-6

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. 
Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?» 
Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. 
Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?» 
Y se quedaron sin respuesta.



Amad a Dios.
¿Dónde dice "ama el sábado"?
Amad a vuestro hermano.
¿Dónde reza "pero al sábado más"?
¿Tanto os tapa la vista el libro
que no podéis ver más allá?
Salid a la calle,
revolved vuestra casa,
pero buscad...
Buscad el amor
y él os encontrará.

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jueves, 29 de octubre de 2015

Lucas 13, 31-35

En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
Él contestó: «ld a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»


"Debes marcharte."
¿Quién lo ordena?
"El que tiene el poder para decidirlo."
...
¿No tenéis el valor de decirme vosotros que deseáis mi desaparición?
¿No os atrevéis a decirme que ensucio vuestras calles... que estorbo en vuestro decorado festivo?
Estáis secos...
¿Habéis perdido el recuerdo de dónde nace la verdadera alegría?
Ya no corre por vuestras venas la savia de la misericordia...
¿Dónde está, siquiera, vuestra sed de justicia?
¿Ya habéis sepultado vuestro último anhelo de juventud?
...
Y decidle a quien tiene ese poder que sé que él maneja el resorte para matarme, pero vosotros le habéis traído el ataúd.
Hipócritas... ya sólo sois polvo. ¿O alguno de vosotros aún echa de menos la luz?

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miércoles, 28 de octubre de 2015

Lucas 6, 12-19

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

He oído que ha escogido a doce. Que serán los doce de su confianza...
... Nosotros llevamos siguiendo sus pasos desde los primeros días.
¿Por qué no hemos sido escogidos? ¿Por qué ellos sí?
...
"Tal vez se necesite para la tarea ser más libre."
¡Libre! ¿De qué? ¡Todo lo dejamos atrás para seguirle!
"¡Elige tú seguirle y serás un elegido!
Pero cuídate de creerte con derecho a ser seguido...
porque no habrás hecho más que poner una bomba de relojería
en tu corazón."

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martes, 27 de octubre de 2015

Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»


Un hombre buscaba un tesoro.
Años llevaba en camino,
mas no dejaba de buscar.
No parecía inquieto
ni preocupado.
No parecía molesto pese
a que parecía nada encontrar.
Uno de sus vecinos le preguntó
si el tesoro que decía buscar
era pesado. Y él le respondió "No".
Otros, también deseosos de ayudarle,
querían saber si era grande,
si estaba guardado en un cofre,
si estaba compuesto por oro
y piedras de valor...
"No", respondió.
Sonrió y siguió buscando.
Al cabo de un tiempo,
uno de sus vecinos no pudo
aguantar y le espetó: ¿Para qué lo buscas?
Si, por lo que describes, no puede tener valor...
Has pasado tu vida buscando... ¿Por qué?
"Porque cada paso que doy
estoy más cerca de hallarlo
y hasta la misma búsqueda es ya,
para mí, un premio...
pues poco me pesan otras cadenas
y poco me ciegan otras ambiciones."
Definitivamente, eres un loco, no te entendemos...
"Pues si supierais hacia dónde me dirijo..."
¿Hacia dónde?
"Hacia el sitio sin lugar."

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lunes, 26 de octubre de 2015

Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. 
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.


¿Querrías que hoy curase a tu hijo?
¿Querrías que hoy te escuchara a ti?
¿Y si tu último día fuera un sábado?...
¿Esperas que te reciba cuando vengas a mí?
...
No dejes que la métrica ahogue a los versos libres...
No cronometres las caricias de una madre...
Deja que llueva sobre estas frentes resecas
y no seas tú quien le quite el vaso al último de la fila,
que por más pequeño no ha de tener menos sed.

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domingo, 25 de octubre de 2015

Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.


"Dinos...
¿Qué sentiste?"
No sé... tal vez... tuve la sensación de abrir una ventana al día que ya reinaba fuera... de abrir la puerta a un huracán...
Antes de que yo viera la luz, la luz ya me había anegado.
Antes de que yo pudiera decir maestro, Él ya me había mostrado por dónde pasar.
...
Yo le deseé, le anhelé. Y Él lo notó...
Yo le llamé... Y él me escuchó.
Sentí que recibía una muestra, un anticipo...
Y me adelantó
... lo que me está esperando al final.

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sábado, 24 de octubre de 2015

Lucas 13, 1-9

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. 
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»

"¿Quién ha muerto?"
Un joven de la aldea. No llevaba buena vida... malas compañías.
Dios le ha castigado por impío...
"¿Castigado? ¿Dios?"
Sí... o es que estaba escrito... tenía que acabar así... muriendo joven. Nadie escapa a su destino.
"Perdonad... Entonces ¿ha sido un castigo o algo escrito desde tiempo inmemorial?"
Puede que todo...
"Pero, ¿qué le ocurrió?"
Resbaló. Estaba en un andamio.
...
Veréis, Dios no le ha juzgado. Había llovido, el andamio estaba mojado...
Una cadena de causas, de efectos y, en medio, él.
"Entonces... ¿Dios no juzga?"
No. Dios acoge, pero día a día, te juzgas tú.
Con tu entorno, tus circunstancias, las personas que te rodean, los hechos que acontecen traídos a menudo por causas lejanas...
con tu realidad, a cada paso, ¿qué eres capaz de construir?
con el amor que recibes, día tras día, ¿vas a ser capaz de multiplicarlo... o vas a dejarlo secar?

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viernes, 23 de octubre de 2015

Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

La aurora del último día de todo, será fría... pero yo estaré dormido.
El último amanecer del último día de todo correré hacia el trabajo, pero no tendré ya prisa.
La última mañana de todo, no la dedicaré a besar a mi esposa ni a acariciar las manos, el rostro, de mis hijas... porque nadie me dijo que esa mañana el mundo entero se me iba a morir.
Si, al menos, esa última mañana fuera la primera de una vida con ellas para siempre...

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jueves, 22 de octubre de 2015

Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla.¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

"Ya he hablado con el médico...
¿Tienes miedo?"
No.
"Pero estás inquieto..."
¿Crees que he sido una buena persona?
"Sí...
... Papá... ¿Qué te ocurre?..."
"No puedo no estar."
¿Dónde? ¿A qué te refieres?
"Debo encontrar la puerta... No puedo faltar..."
¿Faltar a qué?
El día en que tú pases... yo te estaré esperando en el quicio.
Tú no temas... que yo estaré allí.

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miércoles, 21 de octubre de 2015

Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»


"Mi familia siempre fue humilde. Nunca tuvimos de más. Y yo... siempre fui pobre...
Me vi obligado a dejar el colegio para ponerme a trabajar...
¡Qué se me puede exigir!"
Con poca riqueza partiste... ¡mas espera!
En tu infancia, en tu juventud... ahora...
¿Has recibido amor en tu vida? Tu familia... tus amigos... de tu esposa y tus hijos...
"Mucho..."
Pues en proporción serás medido.
Si se hace con las riquezas... ¡qué no se hará con el tesoro mayor!

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martes, 20 de octubre de 2015

Lucas 12, 35-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

"Guardaré algo para el camino..."
¿Para qué?
"Para el camino... Guardaré algo por si se nos presenta algún momento de dificultad."
Mira a aquella mujer... ¿Qué ves?
"Una anciana pobre..."
Pues nuestro camino pasa por ella...
... Seamos valientes. Nosotros algo encontraremos... Algo nos darán.
"Pero pueden venir días difíciles..."
... Lo sé... pero éste es
tu momento de dificultad.

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lunes, 19 de octubre de 2015

Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»


"Hijo, ¿aún estás con él?"
Sí...
"Es absurdo...
¿Pero qué le ves?
¿Para qué ha venido?
Evita intervenir cuando hay que juzgar a una mujer adúltera... No se pronuncia en materia de propiedad...
¿Con quién está? ¿Qué política defiende ése que llamas maestro?
¿Qué modelo de sociedad?
¿Cómo organizaría nuestro presupuesto? ¿Cómo calcularía el número de refugiados que podemos aceptar?
¿Sabe siquiera cómo va a organizar su grupo?... ¿Y, si falta, qué jerarquía lo organizará?"
...
Él... ha venido para enseñarnos...
"¿El qué? ¿Qué os va a enseñar un pueblerino? ¿Qué pretende descubrir? Seguís a un pobre iluso... a un tonto iluminado. ¡A un charlatán que va de bueno...! A un patán."
...
¿Por qué le odias así?
¿Tal vez porque, aun siendo mi padre, no te llamo a ti maestro?
¿Tal vez porque, aunque te quiero, mucho de lo que veo no me interesa o no lo quiero aprender?
¿Tal vez...
porque tus palabras siempre se pueden traducir a números... y Él habla de lo que da un sentido a vivir...?
¿Porque juzgas con rapidez sólo porque estás en posición de juzgar?
¿Porque te interesa llevarte bien con los sacerdotes?
¿Porque Él no predica, da ejemplo?
¿Porque estamos volando sobre vosotros sin descender a un terreno en que nos podáis embaucar?
...
Padre... deja que te cuente lo que habló a la gente esta mañana.
"¡No! Antes deberías tú decirle que venga a hablar con nosotros... que no sea tonto. Le podemos salvar la cara y él puede tener un papel importante... la gente quiere rostros nuevos en la organización."
...
No le conoces...
Él no es un rostro.
Es quien nos está enseñando el camino para...
"¡Calla!"
... que vuestra mortaja no sea el final.

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domingo, 18 de octubre de 2015

Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»


"No lo entiendo. ¿No habías venido a salvarnos?
¿Por qué te vas a dejar matar?"
Porque no me matarán. ¿Recuerdas aquella tarde junto al mar?
Van a a hacer que mi pan cale hasta el último de vosotros. Y vosotros me llevéis hasta el último confín.
"Pero nosotros ya te queremos... y llevaremos tus enseñanzas hasta donde quieras...
No hace falta que mueras."
Pero es que es ésa la enseñanza última. El fruto ha de caer para que su semilla germine. Y no sólo al final... sino cada día.
Renuncia... y tendrás,
Dividiéndote, multiplicarás.
...
Y mira... es necesario que me veas recorrer todo el camino. Todo. Hasta que vuelva a vivir.
Así, sabrás que si lo sigues, aunque lo recorras a oscuras, también te espera la luz.

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sábado, 17 de octubre de 2015

Lucas 12, 8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

No rechaces a un hombre por el color de su piel. Tampoco a una mujer por el nombre con el que conoce a Dios. No desprecies siquiera a quien declara no creer que existe un mañana... Pues cualquiera de ellos puede ser tu aliado en la batalla final.
Ese día, se abandonarán en tierra estandartes. Al suelo los escudos caerán. Y cada uno de nosotros sabrá en qué bando está. Y no habrá cuartel. Y no habrá más que un solo vencedor.
¿Serás de los que permanezcan erguidos cuando se pase a cuchillo a todo el que se niegue a vender al Amor?

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viernes, 16 de octubre de 2015

Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. 
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»


"¿Duermes?"
No... Dime.
"¿Qué vale más, un sentimiento o lo que sale de mi boca?"
...
Depende de para quién...
"No entiendo..."
Si me preguntas qué es de más utilidad a un hermano, nuestra intención o nuestra palabra... te diré que la segunda, que viaja más allá de la frontera de tu piel. Y  mayor aún será el valor de una acción que tienda la mano al necesitado...
Mas si hablamos de ti... o de mí...
ten en cuenta que en el momento en que todo haya de volver a su origen se mirará a los cimientos sobre los que hayamos edificado a base de palabras y hechos.
Y esos cimientos
están en nuestro corazón.

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jueves, 15 de octubre de 2015

Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Un hombre llegó a un punto en que el camino se bifurcaba.
No sabía a qué lugar conducían los dos senderos y nada le hacía suponer que uno le fuera a conducir a mejor fortuna que el otro.
Detenido, su rostro se encogió. Ni una señal... ni una indicación... Nada.
El hombre se sentó. Le angustiaba la posibilidad de no acertar. No dominar la decisión por desconocer lo que se ocultaba tras ambas opciones. Le atormentaba pensar qué podía perder en caso de escoger uno u otro ramal.
...
Mientras trataba de decidir en base a criterios diversos, una mujer llegó hasta donde él estaba, le saludó con una sonrisa y continuó caminando.
...
El hombre, admirado, vio claro que aquella mujer sabía a dónde se dirigía... Y, teniéndola todavía a la vista, gritó: "¡Disculpe!" La mujer se detuvo y se giró. "¿A dónde conduce ese camino?"
La mujer respondió: ¡No lo sé!
"Entonces... ¿Por qué ha escogido sin dudar un camino... si no sabe a dónde le llevan?"
¡Por eso. Porque no lo sé!
...
El hombre, tiempo después, aún soñaba de vez en cuando con la sonrisa en el rostro de aquella mujer...
Y siempre dudó si esa sonrisa se debía a lo que esperaba encontrar o era algo más...
tal vez la llave misma que, escogiera el camino que escogiera, iba a llevarle a algún maravilloso lugar.


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miércoles, 14 de octubre de 2015

Lucas 11, 42-46

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!» 
Un maestro de la Ley intervino y le dijo: «Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros.» 
Jesús replicó: «¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!»


Nada separa la tierra que pisan
de tus pies.
Tampoco el polvo del camino
del que cubre tu corazón.
Si toda tu huella queda impresa en el sendero,
si todo tu rastro queda dentro de ti...
nada podrá despegarse del suelo
cuando te llegue el momento
de alzar la vista y querer volar.
...
Deja tu huella en el mañana
y que tu sal se diluya en el mar,
tu legado viaje en una botella
y tu palabra sea llevada por el viento
más allá del horizonte que tus ojos pueden ver.
...
No tendrás más recompensa que la Vida.
Ni más premio que haber sido libre
al vivir.

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martes, 13 de octubre de 2015

Lucas 11, 37-41

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. 
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»


"¿Qué he de hacer para juzgar con rectitud?"
Dos cosas.
En primer lugar, tratar de ser recto.
"¿Y... una vez lo sea?"
Cuando te consideres recto, reflexionar...
Pues si así te consideras, es que aún hay algo que te separa de la rectitud.
...
¿Y lo segundo que he de hacer?
Tratar de comprender. No juzgar.

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lunes, 12 de octubre de 2015

Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»

Ayer era todavía niño. Porque no podía ver.
¿Y quién le pide respuesta a quien no puede darlas?
Ayer... vivía aún en la inocencia
de quien no elige cómo quiere ser.
¿Y quién le exige valor a quien no sabe de opciones?
Pero hoy, al abrir los ojos, supe que ya había despertado.
Pues, como en un sueño, Él vino a mí. Trazó una línea en el suelo
y me preguntó ¿quieres vivir?

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domingo, 11 de octubre de 2015

Marcos 10, 17-30

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando. y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.»


"¿Qué opinas de lo del joven que se acercó esta mañana?"
¿El rico?
"Sí. Parecía un buen hombre. Y cumplía con los mandamientos..."
Pero ya le has oído...
"Sí... ¿Qué opinas?"
... Que los mandamientos fueron los límites que se le ponen a un adolescente...
Pero, ya adultos, Él ha señalado la máscara... ha apuntado a la cadena.  Él ha ido directo a lo esencial.
Atrás quedaron las reglas del proceder, de la organización social...
Él ha cogido con su mano el mismo cepo en el que el hombre suele morir.
"Pero... ¿Por qué es tan importante?"
Verás... creo que es fácil cumplir con las normas desde un presente de confort y un futuro de seguridad.
... Además... Creo que Él no le ha dado tanta importancia a su riqueza... pero sí ha querido probar cuán grande era el apego del joven hacia ella... o el miedo que tenía a perderla.
"¿Qué quieres decir?"
Que si el chico hubiera estado dispuesto a dejarlas atrás... Él no se lo hubiera al cabo pedido, pues no habría hecho falta liberar su corazón. Puedes tener bienes... pero no son en sí el problema. La clave siempre está dentro...¿Son tus aparentes posesiones tu prioridad? ¿Hasta qué punto son las dueñas de tu libertad? ¿Hasta qué punto han puesto sordina a tus sentimientos... a la misericordia, al amor, a la amistad...?
...
... Pero no sólo el joven rico corre el riesgo de morir atrapado en su jaula dorada... pues hablando de sentimientos... tan fácil para un rico es cumplir los mandamientos sin esfuerzo como para un pobre renunciar de palabra a las riquezas que no tiene...
En cualquier caso... al final, cada uno, lo verá.
¿Cuánto pesará entonces tu corazón?

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sábado, 10 de octubre de 2015

Lucas 11, 27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo gritando, le dijo: «¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!»
Pero Jesús le respondió: «Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica».


Esta noche es noche sin luna.
... El frío no nos deja dormir.
Insomnes, permanecemos callados.
...
Entonces...
María.
Tu recuerdo,
tu sonrisa nos viene a buscar
para arroparnos en silencio
y velar nuestro sueño en esta
noche oscura que clavó sus uñas en nuestro pulmón.

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viernes, 9 de octubre de 2015

Lucas 11, 15-26

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. 
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»


"Pero... las cosas rara vez son blancas o negras."
En la superficie... rara vez.
Mas la espada de tu conciencia sólo una mano la puede empuñar.
¿Será la de la honestidad... la de la hipocresía...?
¿La del egoísmo o la del valor?
Dentro de ti... no hay espacio para dos señores.
No caben dos estandartes.
La batalla es permanente. No hay respiro.
"¿Y qué está en juego?"
¿En juego?
... tú.

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jueves, 8 de octubre de 2015

Lucas 11, 5-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

Despréndete de tu orgullo para pedir.
Despréndete de tus certezas para tener esperanza.
Despréndete de tu derecho para ser digno de todo.
Despréndete de tu potestad para tener autoridad.
Despréndete de toda la nada para llenarte del todo.
Vacía tus manos para poder ofrecerlas.
Vacía tus manos para tenerlas llenas.
Y entrega tu tiempo,
tu cariño,
tu alegría,
dando las gracias por las bendiciones que, cada día,
se te regalan a ti.

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