viernes, 31 de julio de 2015

Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: «¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es María su madre, y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?»
Y se negaban a creer en él. 
Entonces Jesús les dijo: «Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa».
Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.


"Hermano, ¿por qué no crees en mí?"
Pero ¿qué he de creer? ¿Qué me vas a enseñar tú?
"Que yo he dejado lo que pensaba tener... y ahora veo una luz."
Cretino... No entiendes nada del mundo...
"El mundo... ¿No sabes mirar más allá?"
¿Quién te crees que eres?
"Soy el que ha llegado de lejos. El que ha saltado la verja.
El que cruzó el mar para darte una oportunidad."
¿Oportunidad... de qué?
"De mirar fuera. De despertar."
...
Despertar... ¿A qué? Vivimos solos.
"Pero siempre deseando ser encontrados..."
¿Para qué? también morimos en soledad.
"Pero siempre esperando encontrar.
...
Estira tu corazón... pues él te servirá de puente.
Mira lejos. Espera hasta una estación más allá."

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jueves, 30 de julio de 2015

Mateo 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.


"Pero, ¿dónde está el texto que debe completar el que hemos heredado?"
Está vivo. Bajo la piel. Late, bombea, se alimenta... llena el mundo entero, no sólo un despacho, no sólo un cofre o un cajón.
Vendrá quien lo narre, mas quien lo vive está aquí.
"¿Has venido a renovar la ley?"
A enseñaros el resto del camino. A esta edad, ya lo debemos ver.
¿Acaso un niño no se renueva? ¿Acaso no es ser fruto el destino de la flor?
No temáis. Hasta aquí nos ha llevado el camino aprendido. A partir de ahora, el camino nace en vuestro interior.

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miércoles, 29 de julio de 2015

Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»

Caída la noche, te acercas a su lado.
Envuelves su mano con la tuya. Le retiras el cabello de la cara. Y la oyes respirar. En paz... se siente segura. ¿Cómo dar seguridad a quien es tu oxígeno. Tu luz..? Imposible explicarle con palabras que ella es quien te elevó sobre las aguas cuando el frío te empezaba a calar.
Por eso, continúas de rodillas a su lado mientras descansa... Eso basta. No hay nada, más allá, que desear.
...
Silencio... Escucha... ¿A tu alrededor, quién te acerca el Reino? ¿Quién te permite ver? ¿Quién es puerta a través de la cual te llega la luz?
En los campos de tus días... ¿En quién guardas tu corazón?

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martes, 28 de julio de 2015

Mateo 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. 
Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»


"¡Despierta! ¿Qué te ocurre?"
Estás aquí...
"¡Claro! Estabas soñando."
Todo se sume en un pozo negro... y se agolpa en su final... y acabará estallando.
Todo lo que pesa será atraído por él. Las piedras, el agua, hasta tus deseos, tus apegos... todo lo que te ata a la tierra... Todo será atraído por la oscuridad.
... Mas, a lo lejos, he visto como se alzaban dos plumas... ¡no! dos suspiros... y escapaban de su imán.
Y en lo alto, un mundo ajeno a la gravedad... Pues no se puede atraer a la llama sin su vela.
...
Deja que caiga todo lo que contengan tus manos. Transfórmalas en alas, no en anclas.
...
Y la luz iba hacia la luz...

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lunes, 27 de julio de 2015

Mateo 13, 31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»


"Tomás, no veré el amanecer.
¿A dónde voy?"
Recuerda... anidarás en sus ramas.
"¿Le veré?"
Otros han anidado en las tuyas, pues en tu vida has sembrado amor.
Ahora eres tú el que alza el vuelo.
Recuerda lo que nos dijo... tendrás cobijo junto a él.
"Tomás... ¿Tú lo crees?"
Lo deseo. Lo deseo... y confío.
"¿Y si te equivocas?"
Bueno... Puestos a equivocarme, prefiero errar por estar agradecido.
Prefiero errar por ser fiel.
"Tomás..."
Toma mi mano. Tranquilo... hasta que llegues no te soltaré.

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domingo, 26 de julio de 2015

Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?» 
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.» 
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. 
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» 
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. 
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.» 
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.


"¿Por qué te has retirado?"
Ya han encontrado lo que anhelaba su corazón. Pero es necesario que la euforia se torne alegría.
"No te entiendo..."
Han comido del verdadero alimento. Han visto la luz. Saben que es el camino que buscaban... Desprendimiento, puerta que permite llegar el amor. Y, por éste, alcanzar la orilla de la entrega...
...
Mas, cuando esta tarde vuelvan a casa, no importa tanto que me recuerden como que me revivan con su ejemplo. Tras encontrar la llama, si no la difunden, agotará la mecha y la soltarán.
La llama sólo vive en el eterno relevo. Moriría en un cajón.

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sábado, 25 de julio de 2015

Mateo 20, 20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?» 
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» 
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.» 
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.» 
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.» 


El grande proyecta sombra. El sencillo, proyecta luz.
El fuerte despierta tu admiración. El resistente, vela tu sueño.
El poderoso arrastra un ejército a sueldo. Al que ama, se le busca por amor.
El jefe te dice lo que a ti te conviene. El que sirve no quiere sino tu bien.
El que juzga cree decidir tu futuro. El que disculpa te da, hoy, una oportunidad.
El que tiene razón, lo sabe y lo dice. El que no busca tenerla sólo brinda una opinión.
El rico puede ser generoso. El pobre que comparte, es un héroe.
El que guarda, tiene las manos llenas. El que reparte las tiene libres para acariciar.
El que se levanta un castillo cierra su jaula. El que no tiene miedo, respira en libertad.
...
¿Serás el primero que elija sitio en la mesa... o esperarás para sentarte junto a quien tenga a su lado la silla vacía?
Hoy, ¿quién eres?
Y mañana... ¿quién quieres ser?

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viernes, 24 de julio de 2015

Mateo 13, 18-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.» 

"¿Crees que nuestras semillas caerán en tierra fértil?"
Imagino que, en parte, sí.
"¿Te acuerdas de nuestro padre? Estaba pensando en él."
Sí. ¿Cómo no? También le hecho de menos...
"Pasaba el día en el mar. Mas en casa era sembrador.
A menudo recuerdo sus gestos. También sus palabras.
Pero, sobre todo, revive en mí su presencia... su ejemplo...
...
Para que la tierra pueda dar vida a la semilla, ésta semilla de vida ha de ser.
No esperes que nazcan espigas si no es trigo lo que has sembrado.
...
Mañana saldremos a los campos. Y arrojaremos semillas a nuestro paso.
Por eso, ahora, guardemos silencio mirando nuestras manos.
Recemos, cuando anochece, agradecidos y con humildad. Pues mañana sembraremos lo que de verdad guarde nuestra bolsa."

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jueves, 23 de julio de 2015

Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mi no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

El viento de la vida seguirá soplando.
Traiga lo que traiga, despliega tus aspas, no las dejes de perfil.
Y que todo lo que acontezca las mueva para generar la energía verdadera que mantiene iluminado el mundo, que nos mantiene en la luz... La energía que llamas Amor.
Más allá... un abismo que engulle todo lo que pesa.
Un agujero oscuro que a ninguna parte va...
lejos del camino hacia Utopía, la tierra que no ocupa lugar.

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miércoles, 22 de julio de 2015

Juan 20, 1.11-18

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. 
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?» 
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» 
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. 
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» 
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» 
Jesús le dice: «¡María!» 
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!» 
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."» 
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»


La tristeza... tal vez permanezca. Mas la esperanza irá rellenando los vacíos... y una luz tenue se abrirá paso entre zarzas y oscuridad...
Aférrate a ella. Átate a ella. Abrázala.
Las lágrimas envuelven con un sudario tus ojos. Lloras por mí.
Mas nunca estuvimos tan cerca.
Desea reconocerme en cualquier sitio y yo te sentiré. Búscame, fiel, entre la gente y un día me encontrarás.
Desde hoy no estarás sola, aun cuando atravieses el páramo en horas de oscuridad. Porque toda noche tiene un término y no hay tiniebla que no se desvanezca cuando te bese el sol.

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martes, 21 de julio de 2015

Mateo 12, 46-50

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»


"Dicen que nos has negado."
Dicen sin pensar... Sólo dije que a ellos también les llevo dentro. Que con ellos también me identifico. Con ellos, como con vosotros, sufro, río y espero... Que soy ellos, como soy vosotros. Que habito en vosotros como todos vosotros habitáis en mí.
Fue una muestra de afecto... y de compromiso.
...
Madre, no hay luz sin que se abra la puerta. No hay sabia que alimente si no existe la raíz.
Sin hacer el esfuerzo de tener confianza no habrías llegado al desprendimiento.
Como yo no llegaría a la entrega si no fuera por amor.

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lunes, 20 de julio de 2015

Mateo 12, 38-42

En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver un signo tuyo.» 
Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra. Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.»


"Sólo te pedimos un signo. No es tanto, si eres quien dices ser."
Veo que no habéis escuchado... o que no entendéis.
¿Acaso me veis avanzar a la cabeza de mis huestes? ¿Recorro la calle bajo sombrilla? ¿Me anteceden sirvientes, embajadas...? ¿Quién decís que digo ser?
"Hijo de Dios y salvador."
¿Y de qué os habré de salvar?
"De nuestros enemigos. De nuestros opresores. De todo enemigo de nuestro Dios."
¿Y si el enemigo de Dios no acecha fuera, sino dentro? ¿Si repta desde vuestro interior?
...
Si buscáis un signo, mirad dentro de vosotros. ¿Entre las rocas desprendidas se cuela una brizna de luz?
¿Os aviva el pulso mi palabra? ¿Soñáis sueños que durante el día os repugnaría soñar?
No he venido a reclutar, a convencer, a contratar. No os ofrezco un acuerdo. No llevo mercancías que podáis probar. Y si cediera... ¿cuál sería la siguiente exigencia?
Vengo a tenderos la mano. A descorrer el velo. A contaros qué hay detrás de aquel oscuro mar.
No me pidáis un signo. Tratad de buscarlo dentro. En la arena, una gota de agua. Esa es vuestra esperanza.
Os digo cómo es el mundo. Cómo atravesarlo. Cómo llegar a la otra orilla... y queréis que mueva una piedra...
¿Veis ese perro? No entiende de leyes físicas... pero él sabe mirar más allá.

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domingo, 19 de julio de 2015

Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.» 
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.


Enseñar. Mostrar. Abrir un hueco entre las manos y dejar que miremos dentro.
Luz. Compartir. Días alegres. Días tristes. Días con lluvia en los ojos. Días con una sonrisa por sol.
Escuchar. Aprender. Descubrir con humildad la grandeza del otro. Reconocer nuestra medida. Siempre querer crecer. Y soñar. Con días de conversación. Días de palabra. De hablar sin mirar el tiempo. Días de pensar un mundo mejor. Un mundo interior en equilibrio. Entre enseñar y aprender. Entre hablar y escuchar. Entre ofrecer tu luz y reconocer la de otros. Y buscarla. Y pedirla... para crecer y volver a enseñar.
Camino abierto. Camino en compañía. Camino hacia ti.

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sábado, 18 de julio de 2015

Mateo 12, 14-21

En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»

"¿Qué te harán?"
Tratarán de borrarme. Mi cuerpo, mis pasos... Mas mi palabra...
En vosotros vivirá...
...
Llevadla hasta los que esperan.
Al silenciado, prestad la voz.
Al derribado tended vuestra mano.
Al incorrecto... escuchad.
...
"Y a nosotros... ¿nos buscarán?"
Seréis sillares desechados.
Predicadores sin título,
rebaño que añora al pastor.
Seréis mendigos durmiendo en el parque...
los primeros en ver el sol.

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viernes, 17 de julio de 2015

Mateo 12, 1-8

Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. 
Los fariseos, al verlo, le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.»
Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»


"¿Qué proponéis entonces? ¿Queréis unas Bienaventuranzas más apropiadas?
...
Bienaventurados los que respetan las fronteras y no violan alambradas por hambre.
Bienaventurados los que las defienden sin mirar quién hay detrás.
Bienaventurados los que caminan si ver al mendigo, porque de ellos es la calle.
Bienaventurados los que derrochan, porque, probablemente, podrán seguir haciéndolo.
Bienaventurados los que dictan leyes protectoras del estado de las cosas que protege al redactor.
Bienaventurados todos los que juzgan sin ser jueces de profesión.
Bienaventurados los que sentencian sin necesitar otra opinión.
Bienaventurados los inteligentes, los fuertes, los formados, porque ellos dicen saber de Dios.
...
Ahí las tenéis. Ahora dejadnos marchar."

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jueves, 16 de julio de 2015

Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Estudias para tener un pasado. Trabajas para tener un presente. Ahorras para tener un futuro.
Y en el camino... ¿Qué?
Personas que llegan. Otras se van. Alguna permanece.
Padre, madre, hermano, esposa, hija, amigo...
En una mano tu casa, en otra tu trabajo. ¿Qué lugar ocupo yo?
Si soy para ti lo más importante. ¿Por qué sólo te veo cuando cae la tarde? ¿Por qué no compartimos más que un último estertor?
...
¿Eres capaz de vaciar tus manos?
"¿Para qué? Después de todo este esfuerzo..."
Para coger las mías antes de dormir.

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miércoles, 15 de julio de 2015

Mateo 11, 25-27

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»


"Estás muy callado..."
Hoy se ha acercado a mí el escriba... Quería hablarme a solas.
Me ha hecho ver que no estoy preparado para guiar a otros. Que no soy quién para aconsejar ningún camino. Que seré culpable, si lo hago... que conducir a otros a oscuras es una irresponsabilidad.
"¿Cómo estás?"
Bien, hermano.
"¿Le has respondido?"
Sí.
Le he preguntado cuántas horas pasa fuera del templo o de su casa. Cuántas deambula de noche rodeado de oscuridad. Cuántos días no se ha acostado ahíto. Cuántos no ha tenido techo bajo el que dormir...
Me ha respondido que, por supuesto, ninguno. Que él no busca, porque ya conoce la ley. Que a él no le falta sustento ni casa, porque cumple una función relevante en nuestra comunidad.
"Seguro que le has dicho algo..."
No.
Bueno, sólo una cosa... Pero tranquilo... con una sonrisa: que para buscar a Dios, el hambre de luz y la pobreza no son carencias. Son más bien una condición.

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martes, 14 de julio de 2015

Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.»

¿Me escuchas?
"Sí."
¿Por qué?
"Tus palabras me despiertan. Y dan profundidad a mi mirada. A mi vida. A mi después."
Pero... ¿Me has escuchado?
"Sí. ¿Por qué me lo preguntas de nuevo?"
Porque me sigues desde hace años... Todos los días te vi.
"Es que en ti encuentro consuelo."
Pues, sin olvidar la meta, detente. Sal del camino. Cientos de personas gimen en las veredas, en las cunetas... los oigas o no.
Ahora debes escucharles a ellos. Dales consuelo... y no temas, aunque me pierdas de vista. Cuando llegue el momento yo saldré en tu busca. Y te hallaré...
No te perderás. Porque el camino soy yo.

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lunes, 13 de julio de 2015

Mateo 10, 34-11, 1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.» 
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.


Cayó de rodillas.
Abrió los ojos de par en par.
El cielo cabía en sus pupilas. Y la vida escapó de su pulmón, pues el otro se aferraba -célula a célula- a una amarga pieza de hierro.
Y todos los sonidos,
los olores...
todas las caricias de su memoria
se fundieron en una luz.
El caballero abrió los labios.
Las manos se abrieron para respirar...
Mas la brisa cerró sus párpados, besó sus palmas
y un leve aroma a tomillo le salió a recibir.
...
Un caballero sin espada, ¿qué podía conquistar?
Un caballero sin emblema, ¿a quién podía servir?
Un caballero ciego, sin coraza, ¿qué esperaba? ¿compasión?
...
"Ven. Te conozco.
Tú siempre dijiste que me buscabas.
Ven. Toma mi mano.
La tuya la prestaste en cada rincón.
Ven. Antes de que recuperes la vista
deja que bese tus ojos
y que respire este aroma a victoria junto a ti."

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domingo, 12 de julio de 2015

Marcos 6, 7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. 
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» 
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.


"¿Qué diremos al salir? ¿Cómo haremos para que vean?"
Vosotros sólo podéis mostrar lo que tenéis.
Sois buhoneros portando brillantes... los más transparentes que nunca existieron.
Los portáis dentro de sencillas botellas con agua, en la cual no se pueden distinguir...
Pero vosotros los ofrecéis orgullosos a cambio de un precio: desear ese brillante con todo vuestro corazón. Cuidadlo y protegerlo siempre; en casa, guardad el mejor lugar para él y mostrarlo a las visitas que se acerquen cuando, brillando vuestros ojos, habléis de cómo es y cómo llegasteis a él.
Sois portadores de un invisible tesoro...
... y habrá quien se burle al ver vuestras manos sólo con una botella con agua...
Mas siempre podréis decir al incrédulo que el agua misma es un tesoro cuando te asfixia la sed.
Y cuando año a año, sorbo a sorbo, hayáis bebido todo el agua...
sonreirán vuestros ojos al verlo brillar a la luz del sol.

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sábado, 11 de julio de 2015

Mateo 10, 24-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

"No deberíais salir."
¿Por qué motivo?
"Porque estamos solos... sin protección. Si salís, caminaréis hacia la muerte."
¿Y hacia dónde camino si permanezco aquí?
¿No ves que yo ya conozco cómo debe de ser la verdad? ¿No ves que, aunque ciego, veo claro hacia dónde caminar?
¿No ves que si me quedo lo haré para siempre...?
El camino sólo tiene un sentido. Avanzar hacia la muerte o morir.
Y me dispongo a avanzar.
"¡Deténgase! ¡No sabe lo que le espera!"
No. Pero sí sé quién.
Y prefiero errar y que me maten riendo mientras se burlan que errar por no haberle sido fiel. Si tras la muralla no hay nada... sea. Pero no he de rendirme al miedo... Yo espero ganar la vida, que es volverla a ver y Él me susurró está aquí...
Deja. Me esperan. Me espera...
Cuando dejes de escuchar el galope es que habré conseguido pasar.

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viernes, 10 de julio de 2015

Mateo 10, 16-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»

A cada recodo espero que aparezca la puerta...
... la puerta estrecha por la que quisiera pasar.
Pero el camino nunca termina...
y tampoco acaba nuestra labor.
...
Somos podadores de selvas,
tamizamos los desiertos...
Somos draga en la boca de un puerto,
coladores de mares
en busca de sal...
Dios quiera que su voluntad se haga,
pues la mía está agrietada.
Miedo, sueño, hambre, cansancio,
piedras todas pesadas...
Mas en el otro plato de mi balanza
pesa el deseo de verte, las ganas de hablarte y
la necesidad de escuchar.

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jueves, 9 de julio de 2015

Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»

¿Recuerdas qué te pedía tu hijo, cuando era niño, al acostarse?
¿Acaso pedía dinero?¿Preguntaba el saldo de tu cuenta?
¿Puedes quedarte conmigo? decía...
¿Puedes quedarte conmigo?... cada anochecer.
Y tú. Al recoger su mano en el interior de la tuya... ¿pensabas en algo más que en dar las gracias por su venida?
Dinero... el necesario para su sustento. Alforjas y oro encofrado... ¿para qué?
¿Qué recibiste gratis? ¿Una posición acomodada? ¿Belleza, algún don que te hace destacar de entre otros... inteligencia tal vez? Poco vale esa herencia que habrás de administrar con humildad... pues el verdadero talento que recibes, amigo, es ser amado. Es amor.
No hay sustancia más preciada ni más contagiosa a la par... Si, recibiéndolo, no lo multiplicas, date por juzgado a la vez.

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miércoles, 8 de julio de 2015

Mateo 10, 1-7

En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó. 
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»


"¿Hacia dónde partirás mañana?"
No partiré. Tengo trabajo aquí.
"Creía que estabas deseando emprender camino y alejarte de nuestra cuna..."
Empezaré por el principio, por el cimiento. He de revisar los pilares.
"¿De esta ciudad? Ya les conoces..."
No... Jerusalén llegará. Primero revisaré los míos. Estas últimas semanas han dejado su huella y siento que aún no puedo partir.
"Te haría bien..."
¿Dejar tareas pendientes? ¿Respuestas sin responder?
De verdad... necesito, primero, quedarme a solas. Y examinarme a su luz... ¿Estaría Él contento con todos mis sentimientos? Y no hablo del miedo... Él sólo diría No te preocupes, es normal. Bastante haces con combatirlo. No... hablo del rencor. Hablo de que me siento maltratado injustamente. Hablo de no olvidar...
Necesito templar una hoja. Una vez lo haya hecho, saldré limpio a batallar.

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martes, 7 de julio de 2015

Mateo 9, 32-38

En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. 
La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.» 
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. 
Entonces dijo a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»


Veo a la persona. Veo el dolor. La dolencia no es la protagonista. Sólo es fruto de circunstancias reales... pero no es la única realidad.
Mira por encima de la enfermedad. Salta sobre ella. No te detengas en la puerta. Entra y mírale a los ojos. Un reo hay detrás...
Una extensa malla de leyes acompañan su caminar. Cadenas de causas y efectos enredados en ovillos eternos de los que su cuerpo nunca podrá escapar.
Mas ocho novenas partes esperan tu mano, tu palabra, una sonrisa que les devuelva el deseo de vivir...
La mies es mucha... Rogad. Liberad. Venid.

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lunes, 6 de julio de 2015

Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.» 
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría. 
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.» 
Y en aquel momento quedó curada la mujer. 
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.» 
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.


Hace muchos años... pero parece que estoy allí.
"¿Cómo ocurrió?"
La niña estaba tumbada sobre la cama. Parecía ajena al calor...
La madre estaba en el suelo, junto a ella. Había gente en la habitación.
Él cogió su mano...
Creo que ella lo estaba esperando... porque estaba sola ya...
Y al cogerla supe que ya no continuaría su camino, que volvía.
...
Cuando la noche se adueña de todo... puede ser que veas con claridad...
... porque ya nada más existe.
...
Y la niña apretó sin fuerza su mano.
Tranquila, despierta despacio... parecía Él decir con la sonrisa...
...
"Pero ¿cómo pudo traerla?"
La energía... es el amor.
Y toda confluye arriba...
Ese día Él estaba allí. Por eso el rayo también bajó para dar de nuevo la vida a aquel cuerpo.
"Entonces... fue irrepetible..."
No. Cuando el amor abre el camino, átate al mástil de la esperanza
y confía...
porque el encuentro llegará.

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domingo, 5 de julio de 2015

Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. 
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» 
Y esto les resultaba escandaloso. 
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» 
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.


"¿Quién crees que eres?"
¿Por qué me preguntas? Ya me conoces...
"Sí. Por eso. ¿Quién crees ser para dar lecciones así?
Deja a los doctores que nos sigan hablando.Que nos reciten la ley una tras otra y otra vez.
¿No ves que no eres bienvenido? ¿No ves que lo único que queremos es paz?"
Sólo vengo a dar sintaxis a las palabras. A pediros que os deis la vuelta y descubráis que esta cueva no es la única realidad.
"¿No comprendes que no queremos oírte?"
...
Tal vez otro día... en otro lugar.
Tal vez otra persona... no yo,
llegue a él con la palabra
y, entonces, se abra su puerta.
...
Me marcho,
mas no me voy.

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sábado, 4 de julio de 2015

Mateo 9, 14-17

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» 
Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»


"No ayunan... ¿Por qué?"
Porque no hay tiempo que perder
ni atención que quede perdida...
... Juan es el viento
del final de la mañana
... revive el rostro
e invita a pedir
el agua fresca
de un bautismo
de esperanza
que hace germinar al desierto...
...
Mas Él...
Él es la ola
que va a romper
sobre esta tierra de trincheras.
...
Juan anuncia la lluvia...
Él ha reventado la presa.
Él es el mar sobre ti.


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viernes, 3 de julio de 2015

Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 
Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. 
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» 
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»


"Tomás. No creo."
Acércate. Ven a nuestra lumbre.
...Ven. Si no ves, ven.
Coge ahora mi mano. Si no crees, cógela.
No soy quién para darte el don de la fe...
No tengo pruebas que enseñarte. Sólo acompáñame.
No hay prisa, pero sigue caminando.
No hay prisa. A nadie tienes que decir
si ya tus ojos ven en lo oscuro
o si la noche aún no te deja salir.
Ven. Sólo camina a mi lado.
Muchos seguimos sin ver...
mas entre todos avanzamos
hacia ese lugar sin sitio
donde volver
a nacer.

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jueves, 2 de julio de 2015

Mateo 9, 1-8

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. 
Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.» 
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados están perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo dirigiéndose al paralítico–: Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa.» 
Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad. 


"Sí. ha sido él. El hombre del camino."
Cuenta... ¿Cómo es?
"No es fácil... Él es... un espejo. Sentí que estaba delante mí mismo... pero entero. Delante de mí... pero grande... como un sol, como un imán... profundo como el mar, próximo como el aire que inspiras, cálido como mi padre, añorado como mi hogar..."
¿Qué te dijo?
"Que me perdonaba mis pecados..."
¿Y eso hizo que te pusieras en pie?
"No... pero sus palabras tenían forma de mano... tendida para que me pudiera levantar."
¿Eso fue todo? ¿Con eso anduviste?
"¡Qué va!
Con eso volveré a casa... pediré perdón y besaré la mano de mi esposa...
Con eso he comenzado a volar."

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miércoles, 1 de julio de 2015

Mateo 8, 28-34

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. 
Y le dijeron a gritos: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?» 
Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando.
Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara.»
Jesús les dijo: «Id.»
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país. 


Un mendigo durmiendo en un banco no es muestra de nuestra piedad. Un pobre loco sin ayuda no es muestra de nuestra cordura. Una joven prostituta apostada en la calle, dice de nosotros lo que somos, no lo que decimos ser. Por eso, tened cuidado cuando habléis con ellos, pues algunos temerán que algo se vaya a mover...
"Las cosas están bien como están."
Aunque como debieran estar no estén.
"Es gente que ha optado por esa vida", decimos...
aunque sepamos que la vida no les ha dejado elegir.
...
Esa tarde, los endemoniados fueron liberados, mas para ser condenados a la sombra otra vez. Pues la gente de bien no resultó conmovida por su dicha, sino avergonzada por no haber intentado ayudar a dos personas que -para su fastidio- habían vuelto a salir de debajo de la alfombra.

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