En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.»
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Hace muchos años... pero parece que estoy allí.
"¿Cómo ocurrió?"
La niña estaba tumbada sobre la cama. Parecía ajena al calor...
La madre estaba en el suelo, junto a ella. Había gente en la habitación.
Él cogió su mano...
Creo que ella lo estaba esperando... porque estaba sola ya...
Y al cogerla supe que ya no continuaría su camino, que volvía.
...
Cuando la noche se adueña de todo... puede ser que veas con claridad...
... porque ya nada más existe.
...
Y la niña apretó sin fuerza su mano.
Tranquila, despierta despacio... parecía Él decir con la sonrisa...
...
"Pero ¿cómo pudo traerla?"
La energía... es el amor.
Y toda confluye arriba...
Ese día Él estaba allí. Por eso el rayo también bajó para dar de nuevo la vida a aquel cuerpo.
"Entonces... fue irrepetible..."
No. Cuando el amor abre el camino, átate al mástil de la esperanza
y confía...
porque el encuentro llegará.
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