En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»
"Tomás, no veré el amanecer.
¿A dónde voy?"
Recuerda... anidarás en sus ramas.
"¿Le veré?"
Otros han anidado en las tuyas, pues en tu vida has sembrado amor.
Ahora eres tú el que alza el vuelo.
Recuerda lo que nos dijo... tendrás cobijo junto a él.
"Tomás... ¿Tú lo crees?"
Lo deseo. Lo deseo... y confío.
"¿Y si te equivocas?"
Bueno... Puestos a equivocarme, prefiero errar por estar agradecido.
Prefiero errar por ser fiel.
"Tomás..."
Toma mi mano. Tranquilo... hasta que llegues no te soltaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario