En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
"¿Quién crees que eres?"
¿Por qué me preguntas? Ya me conoces...
"Sí. Por eso. ¿Quién crees ser para dar lecciones así?
Deja a los doctores que nos sigan hablando.Que nos reciten la ley una tras otra y otra vez.
¿No ves que no eres bienvenido? ¿No ves que lo único que queremos es paz?"
Sólo vengo a dar sintaxis a las palabras. A pediros que os deis la vuelta y descubráis que esta cueva no es la única realidad.
"¿No comprendes que no queremos oírte?"
...
Tal vez otro día... en otro lugar.
Tal vez otra persona... no yo,
llegue a él con la palabra
y, entonces, se abra su puerta.
...
Me marcho,
mas no me voy.
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