En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.»
¿Me escuchas?
"Sí."
¿Por qué?
"Tus palabras me despiertan. Y dan profundidad a mi mirada. A mi vida. A mi después."
Pero... ¿Me has escuchado?
"Sí. ¿Por qué me lo preguntas de nuevo?"
Porque me sigues desde hace años... Todos los días te vi.
"Es que en ti encuentro consuelo."
Pues, sin olvidar la meta, detente. Sal del camino. Cientos de personas gimen en las veredas, en las cunetas... los oigas o no.
Ahora debes escucharles a ellos. Dales consuelo... y no temas, aunque me pierdas de vista. Cuando llegue el momento yo saldré en tu busca. Y te hallaré...
No te perderás. Porque el camino soy yo.
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