En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»
A cada recodo espero que aparezca la puerta...
... la puerta estrecha por la que quisiera pasar.
Pero el camino nunca termina...
y tampoco acaba nuestra labor.
...
Somos podadores de selvas,
tamizamos los desiertos...
Somos draga en la boca de un puerto,
coladores de mares
en busca de sal...
Dios quiera que su voluntad se haga,
pues la mía está agrietada.
Miedo, sueño, hambre, cansancio,
piedras todas pesadas...
Mas en el otro plato de mi balanza
pesa el deseo de verte, las ganas de hablarte y
la necesidad de escuchar.
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